He Aquí Mi Siervo
- Alexandro Martinez
- 2 mar 2016
- 2 Min. de lectura

Isaías 52.13 “He aquí mi sirvo”
El profeta Isaías utiliza esta expresión con la intención de presentarle a la humanidad en general al mesías redentor, desde un punto de vista no esperado, dándole un giro a la narración sorprendentemente asombroso ya que presenta al personaje más poderoso e influyente de la historia con su rostro desfigurado y sin virtud alguna, esta imagen del mesías prometido es tan alarmante que provoca que el mundo entero quede horrorizado ante tal ofensa a su vista, alguien así simplemente no era digno de ser considerado o estimado por la humanidad, Llego al grado de ser desechado por los hombres, más para Dios esta fue la confirmación de su obediencia perfecta y el inicio de su exaltación sobre todo principado, poder o autoridad que se nombra en los cielos y sobre la tierra, este Jesús que quiso padecer voluntariamente hasta morir crucificado, ahora lo vemos sentado en el trono celestial siendo objeto de la adoración y la alabanza del ejercito de los cielos y recibiendo un nombre que es sobre todo nombre sobre el cual se doblara toda rodilla y toda lengua confesara que Él es Dios, esa imagen de Jesús ahora es elaborada con matices celestiales su rostro es esculpido en piedras preciosas con el cincel de la gloria imperecedera del padre, sus vestidos sacerdotales irradian alegría al punto de reflejar un arcoíris de esperanza hacia la humanidad, sus cabellos son blancos, colocando en relieve su eterna sabiduría y bondad incondicional no existe en el universo otro rostro más hermoso que este en el cual se puede encontrar la fuente que destila el gozo de la eternidad. La pregunta es ¿cómo se encuentra tu rostro? talvez triste o preocupado quizás cansado o angustiado por las situaciones vividas, no lo sabemos, lo que sí sabemos es que el pago el precio para cambiar tu lamento en alegría y que puedas experimentar el gozo que el rostro maravilloso y majestuoso de Cristo, causa en nuestras vidas. Permítele a Jesús que tome su cincel y siga esculpiendo en ti sus propósitos eternos, después de todo el sí sabe cómo operar cambios favorables en nuestros que redunden en una vida llena de bendición.
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